Muy enchufados desde el pitido inicial los chicos de Amaya controlaron el partido en todo momento. Cabe destacar la solidez defensiva y la intensidad en la recuperación de balón, concediendo muy pocas opciones de gol al San Juan. De hecho, Pablo y Haritza intervinieron más jugando con los pies que con las manos.
Por su parte, Amaya dispuso de múltiples ocasiones. El primer gol llegó en el minuto quince: Aitor gana la línea de fondo y cuelga el cuero en el área, para que Egoitz remate de volea inaugurando el marcador. El dos a cero fue obra de César al enviar a la red un libre directo.
A falta de cinco minutos para el descanso llegó el tercero, fruto de una jugada de estrategia de saque de puerta. Con el equipo basculado a banda izquierda, Aitor golpea en largo a la derecha asistiendo a Lucas que se va en velocidad de la defensa rival, poniendo un gran centro que Egoitz, implacable, vuelve a convertir en gol. Con el tres a cero terminó la primera mitad.
En la reanudación los verdes empujaron con fuerza para recortar distancias. Sin embargo, en la zaga rojilla Sebas, Urko y Eneko se mostraron contundentes y rápidos al corte. Tras unos primeros minutos en los que tocó defender los locales volvieron a adueñarse del partido.
Volvieron a dar muestras de su polivalencia, jugando casi todos ellos en diferentes posiciones a los largo del partido. A pesar de lo cual, consiguieron llegar con claridad al área rival, sobre todo entrando por las bandas donde se alternaron Aimar, Egoitz, Urko, Ibán, Lucas y Amets.
Tanto a balón parado como combinando en ataque generaron opciones francas para marcar. Ibán, Aimar, Eneko y César tuvieron el gol en sus botas y cabezas, pero no acertaron en los metros finales. El cuatro a cero definitivo se fraguó en una internada de Aimar por banda derecha que pasa el esférico a Amets quien, llegando desde la izquierda, lo manda a la jaula.
Terminado el partido, disfrutamos de comida y sobremesa con la familia futbolera de esta cuadrilla de amigos que forman un equipazo, y que no suelen tener prisa por volver a casa cuando hay un balón de por medio.
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